Transpiro el olor amargo que me conforma, me perfumo con imágenes ajenas pareciendo lo que creen que soy descontando penas añejas.
Invadido por el eco de tu nombre espabilo de vez en cuando y escampa mi tormenta, se abre un efímero claro en el cielo.
Si se logra colar un rayo hasta me caliento, me enfrío cuando el viento, somnoliento, me arranca el suspiro danzante del beso que nunca llegó a mis labios.
Me confundo entre la gente, a la noche cavo una madriguera o hago un nido cuando vuelo y me arranco el corazón para que crezca uno nuevo.
Bebo un sorbo de veneno para quitarme la sed que me da recorrer un mundo invadido por seres inexistentes, mecanizados, moribundos.
Cada cien años me invento un nombre, o enamoro alguna ninfa y termino por beberme sus latidos, cocino a fuego lento las palabras y nunca hablo del olvido.
Poema original de Alejandro Ramírez en Poemas del Alma https://www.poemas-del-alma.com/blog/mostrar-poema-68454
Diseño Web Nory Contramaestre Paiva